Por fin llegó el mes favorito de muchos y la frustración de otros cuantos.
Si bien, fin de año representa una nueva oportunidad para empezar de nuevo, para cerrar y comenzar un nuevo ciclo. Para muchos es el constante recordatorio de que un año más se fue y no lograron todas las metas que se propusieron al inicio de este.
¿Pero es la historia de unos cuantos o de muchos?
De acuerdo a un estudio de Forbes (2021) un 92% de las personas, no logran cumplir todas sus metas que se propusieron para antes de terminar el año. Y otro estudio de The New York Times (2021) solo el 8% logra cumplir sus metas.
Entonces, ¿será que la vibración y las ganas de empezar un nuevo año nos da impulso solo los primeros días del nuevo año? ¿O tal vez las metas que nos ponemos son demasiado altas y exigen de demasiada disciplina?
Bueno, pueden resultar ser ambos factores. Si bien, es cierto que es inevitable sentirse contagiado por la energía y alegría de empezar un año nuevo, de renovar, de cambiar, de mejorar. Y por consecuencia, buscamos todas esas cosas que no nos gustan y que queremos cambiar o lograr, y las ponemos en nuestra lista de metas para este nuevo y renovado año.
Pero ooh no, espera, ¿estás tratando de cambiar toda una lista gigante de malos hábitos y quieres tener metas de aprender 5 idiomas, bajar esos 30 kilos y despertarte a las 5 am, de la noche a la mañana?
¿Si estás leyendo lo mismo que yo? ¿verdad?
Suena descabellado de tan solo leerlo, ahora imagina realmente hacerlo. ¿Empiezas a entender porque no están funcionando tus propósitos de año nuevo?
Porque autoexigirte a ese nivel, lo único que hará es que te quiebres antes de tan siquiera llegar a hacerlo un hábito.
Ahora, el propósito de que leas esto antes de terminar tu año, es que hagas las paces con tus metas no cumplidas y aprendas a formular tus metas de este 2023. ¡Empecemos!
¿Qué metas querías cumplir realmente por ti y no por presión social? (Incluye pareja, familia, amigos, etc)
Una vez que identifiques aquellas metas que aún resuenan y hacen sentido contigo, anótalas en una libreta.
Haz las paces con el fracaso.
Suena raro, lo sé, pero no tiene nada de malo fracasar. Los fracasos nos ayudan a darnos cuenta de que algo no está funcionando y podemos modificar el método o cambiar el camino. Pero oye, que no conozco a nadie que no haya fracasado en algo.
No hagas metas a la ligera.
Empieza la cuenta regresiva de fin de año y todos nos pasamos las 12 uvas como agua y en la 4ta uva los deseos se nos acabaron porque estamos muy ocupados tratando de no ahogarnos en el intento.
Así que, no mueras en el intento que ese no es el momento de formular tus metas. Come tus uvas con calma.
Tus metas, son tuyas, no de nadie más. Si las enfocas en los deseos de terceros, será muy difícil que lo logres, pero si las haces pensando en ti, otra historia será.
Haz un camino de introspección.
¿Qué aprendí este año?
¿Qué hábitos tengo que no me están llevando a lograr mis propósitos?
¿Qué me gusta?
¿Que no quiero que siga en mi vida?
¿Que sí quiero?
¿Qué quiero lograr?
Planea de manera realista.
Ahora que ya tienes en mente lo que quieres, no te desbordes con metas imposibles, todo lleva su tiempo. Es mejor planear con objetivos de corto plazo para poder ir viendo avances y no desanimarte.
Por ejemplo: Si quieres empezar a correr, no quieras correr 10 km de jalón, empieza corriendo por tiempos y no por distancias. Empieza con 10 min corriendo. Y así sucesivamente, hasta que tu cuerpo tome condición.
Así debes planear tus metas, de a pocos, para lograr ver resultados pronto, y no frustrarte por ponerte una meta gigante que será más fácil que te frustre a que logres alcanzarla.
Antes de despedirnos, no importa si tachaste más de 5 metas o solo lograste 1, quizás ninguna. Lo que importa es que tengas en cuenta que es tu proceso, y no el de alguien más.
Todos los días sin importar si es año nuevo o mediados de año, podemos cambiar nuestras metas, hábitos, gustos, etc. El lápiz es tuyo para seguir escribiendo tu propia historia. Haz los plot twist que sean necesarios.
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